6/6/11

10 de Alvite

Textos de José Luis Alvite
Recuerdo, como si acabase de suceder, la noche que escuché aquel consejo primerizo del viejo barman del Savoy. Me recomendó que me tomase “una copa para afrontar la situación y otra, muchacho, para olvidarla”. Ernie Loquasto llevaba poco tiempo al frente del club. Se lo había comprado al viejo Giacomo Pavese, un tipo muy desconfiado del que se decía que cacheaba a su madre antes de abrazarla y que por lo visto había llegado al extremo de zurrarle a su mujer cuando estaba embarazada porque se le metió en la cabeza que aquel hijo no solo no era suyo, sino que ni siquiera parecía seguro que fuese de ella. El rudo Pavese fue cliente del Savoy hasta su muerte. Fue él quien una madrugada me sugirió que me tomase las cosas “con la inquieta calma que se necesita para que el sudor te enfríe la cabeza”. “Todo llega inexorablemente a su debido tiempo, hijo, de modo que métete en la cabeza la idea de que la vida hay que vivirla como la viven esos tipos que saben que lo importante es tomar a tiempo el primer tren que salga tarde”.

1 Jamás he discutido la relavancia histórica de The Beatles. Reconozco sin embargo que muchos de sus trabajos más brillantes mejoraron gracias a lo bien que estropeaba Ray Charles sus canciones. El bueno de Ray deformó también "Somewhere over the raimbow" hasta converirlo en algo dolorosamente hermoso.

2 Shirley Bassey siempre tuvo una gran voz, aunque cuando era joven decian que poseía un excitante atractivo físico y al hacerse mayor se dijo que lo que derrochaba era personalidad, que es en lo que la drecepitud convierte a veces la belleza. A medida que me fui haciendo mayor me he dado cuenta de lo injusto que es que aun haya quien crea que en las mujeres el paso del tiempo transforma en personalidad la belleza y convierte en grasa el talento.

3 A veces uno sale de viaje y si le rinde el cansancio no es por el tiempo que lleva conduciendo, sino por el camino que le queda aun por recorrer. La ignorancia ha producido a menudo más felicidad que la alegria. Yo hoy me siento esperanzado y supongo que eso se debe solo a que ignoro muchos de los motivos por los que acaso soy feliz.

4 A veces una buena canción nos arraca confesiones sinceras con las que no contábamos. Sonaba la voz de Nancy Wilson la noche que le confesé mis sentimientos más nobles a la mujer que entonces me gustaba. Le dije que por ella me latía el corazón por fuera pecho, pero como estaba casado, le pedí que aquello fuese secreto. Y entonces ella me dijo: "Ní tú tienes el corazón tan grande, ni tengo yo la boca tan pequeña".

5 Tom Waits me presta su canción y su voz para implorar vuestro perdón si por algo os parece que no os presto en mi muro la atención que sin duda mereceis. Mi aparente desidia no se debe a un sentimiento de soberbia, ni es el resultado de una ectitud arrogante, sino, sinceramente, la consecuencia de una manera algo caótica de entender la vida y las relaciones sociales. Puedo aseguraros que si me dieseis la espalda, no me importaría mendigar la recuperación de vuestro afecto.

6 Cada noche que paso en el hotel Cuzco de Madrid me asomo de madrugada la ventana y miro a mi alrededor como cuaja la cristaleria de la ciudad dormida, como fragua el perplejo cuarzo del sueño. Si sonase en ese instante algo como esto, me preguntaria también si habría en alguna parte de la ciudad cansada una mujer que me dejase novelar su tristeza trascribiendola sin prisa en el vuelo coagulado de su vestido.

7 Que fuese escrita por George Gershwin es suficiente aval para garantizar que estamos ante una canción con genuino toque Savoy. Suena lenta y elegante, como cualquiera de esas canciones que nos ayudan a creer que no amanecerá mientras nos cierre los ojos uno de esos analgésicos besos de mujer que nos llenan de esperanza el alma y nos estampan en los labios una mariposa con el cuerpo de saliva y las alas de carmín.

8 Las personas que amaron mucho conocen el sabor del desamor del mismo modo que quienes caminaron mucho saben de qué se trata el cansancio. Desde mi óptica de escreitor yo creo que hay dos clases de amor: el que acaba felizmente en una boda y el que desemboca con amargura en una novela. A mi me gustan los amores que por lo que por suerte salieron mal, seguramente poque las cosas que hacen reir me interesan menos que las que dan que pensar.

9 El viernes descargó una tormenta sobre Madrid y la Feria del Libro casi quedó desierta. Luego vino el sábado y en las pisadas de la lluvia me encontré las huellas recién lavadas de la gente que me lee y de quienes incluso me tienen afecto. Esta cancion va dedicada a todos vosotros con la gratitud de quien cree haber descubierto que si viniesen mal dadas, no le dejarian caer al suelo las cariñosas manos de la lluvia.

10 Es dificil elegir entre el original, de Leonard Cohen, y la copia, del malogrado Jeff Buckley. Son voces distintas, emociones diferentes y una canción que a mi me produce juntos el placer de intentar reflexionar y el remordimiento de conseguirlo. Yo creo que a la voz escuálida y desnuda de Jeff le sienta como ropa la voz profunda de Cohen, uno de esos tipos sensibles, austeros e impenetrables que incluso calientan el café con sus manos frias.

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