18/6/07

Luz Casal





Su primer álbum, homónimo, vio la luz en el 82, combinando temas propios y de gente como Roque Navaja, Noel Soto y Carlos Narea.
En el segundo, Los
ojos del gato, también cantó temas ajenos, estando entre los autores Ramoncín o Hilario Camacho. Y con el tercero, Luz III, llegó el éxito, gracias al tema “Rufino”.

Su último trabajo con Zafiro fue Quiéreme aunque te duela, en el que se descubrió a la mejor Luz, menos agresiva
y magnífica intérprete de baladas desgarradas, que se convertirían en sus mayores éxitos desde entonces.

En 1989 comenzó su trabajo con Hispavox irrumpiendo con Luz V, un álbum plagado de
éxitos como “Te dejé marchar” o “No me importa nada”, cuya producción corrió a cargo de Paco Trinidad y Chucho Merchán, que se encargaron también del siguiente, A contraluz, en el que se incluyó el bolero de Agustín Lara “Piensa en mi” que Almodóvar eligió como banda sonora de “Tacones lejanos” y la llevo a la cota más alta de popularidad de su carrera.
Tanto éxito hizo replantearse s
u carrera a Luz, que se tomó cuatro años hasta que publicó el siguiente LP, más íntimo y tranquilo, Como la flor prometida. 1999 vio su gran éxito en Francia, donde consiguió vender 400.000 copias de un recopilatorio en el que aparecían “No me importa nada”, “Es por ti” y “Entre mis recuerdos” interpretadas en francés, temas que eran la base de su espectáculo de ese mismo año del Olympia de París.
Fue ese año el que
la vio reaparecer en disco en nuestro país con Un mar de confianza, otro disco que se tomó con calma tras el duro golpe de la muerte de su padre, que había coincidido con la salida de su anterior álbum.

El nuevo siglo la encontró en forma. Como se escribía entonces en un comentario sobre sus discos, Luz mantiene un difícil equilibrio entre vivir y crear. Se toma tiempo para ambas actividades y las cuida por igual. Por eso se tomó tres años para editar Con otra mirada y otros dos para editar Sencilla alegría.

Todos ellos, discos de gran calibre, cargados de buenas canciones bien pensadas y muy bien resueltas. Hace nueve años había editado un álbum recopilatorio, multiplatino en ventas, que ella tituló Pequeños y grandes éxitos. Desde entonces su repertorio se ha ampliado con una treintena de canciones más. Y no solo eso, los temas anteriores han conocido otros niveles de aceptación.
Como en el caso de
las personas, hay canciones que mejoran con la edad y otras que parecen ir consumiéndose. Así que ahora, a la altura de su primer cuarto de siglo como artista discográfica, Luz añade a los grandes y pequeños, los éxitos medianos. No la crean del todo, porque cuando escuchen el disco verán que todas, sin excepción, son grandes canciones. Y que el éxito está en nuestro corazón, en nuestros recuerdos, y no en los fríos datos de la contabilidad o en las octavillas de esas listas elaboradas con más vocación de entomólogo que pasión por la música.

En Pequeños, medianos y grandes éxitos hay treinta canciones. Diecisiete de ellas no estaban en el anterior. Más de la mitad. Es una cifra significativa, porqu
e demuestra que Luz no se ha dormido en los laureles del éxito, que no vive de los recuerdos, que está viva y en pleno proceso creativo. Y que de cada uno de sus discos posteriores surgen canciones certeras y dolorosas como dardos que nos atravesaran el corazón.

No intenten clasificar si los éxitos fueron mayores, menores o medianos. Vayan escu
chándolos y su memoria y ese corazón quizás dolorido le marcarán la intensidad de cada uno.

Ese el auténtico éxito de una canción, el objetivo cumplido: instalarse para siempre en nuestro propio ser.




Es por tí
No Me Im
porta Nada
Lo eres todo
Entre mis recuerdos

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